[:es]El Concierto de la Vida[:en]The Concert of Life[:]
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Por Mónica Fuquen. Sep. 25 de 2015
La vida, como la música, se mueve a través de delicados movimientos que, de la exaltación al reposo, nos permiten decantar hermosas enseñanzas para nuestro trasegar como instrumentos de amor.
Adagio (la lentitud previa a la exaltación)
Cuando escucho el sonido que sale de mis cuerdas vocales transfiriendo las notas que brotan del corazón, me observo plenamente, reconociendo ese algo particular que obra en esa voz para brindarle plena identificación y diferenciarla de las demás voces.
En medio del silencio que flota en el espacio, evidencio errores en la emisión alternados con momentos de sonido redondo y corpóreo y, a la vez, me distraigo comparando esta secuencia con aquello que, en mi mente, constituye a las voces técnicas y perfectas.
Más aún, cierro los ojos y vuelvo a experimentar en mi voz sentimiento y alma conectada con las personas que la escuchan. De este modo la sensación se transforma inmediatamente en lo que es esencial para el sonido del alma; ese mensaje que esta en el interior, que sale pleno desde el inconsciente y que en cada nota expresa el sonido que engendra vida humana y natural contrastada con un mundo poco flexible y que pide a gritos alas de libertad, de expresión, de coherencia y de sinceridad.
Andante (al paso, tranquilo, un poco vivaz).
Cuando estoy nuevamente sentada en el cojín, con la tambura, los cuencos, y este cuerpo grande que me ha acompañado y que conforma la caja de resonancia ideal otorgada para el camino de mi existencia, abro los ojos de la compuerta secreta de mi corazón y me contacto con los corazones de quiénes me escuchan con atención, personas bellas que desde su inocencia presente se entregan a esa travesía con la que mi voz los invita a fluir sin reparo alguno. Una, 2 , 3 mil, o más personas a las que he compartido ese sonido del alma que solo se mueve en las esferas de la creación común.
Encontramos juntos estos espacios oportunos para el encuentro sincero de relacionamiento personal o grupal, donde cada ser humano hace el viaje a su manera, con la voz como herramienta imparcial que habita todo aquello que llega para dejar huella y a la vez se hace garante de encontrar respuestas a todas las inquietudes que son producidas por nuestras mentes inquietas.
Allegro (animado y rápido, donde la música produce vida).
Hoy reconozco el concierto de la vida donde los que escucharon fueron tanto personas con pocos días en este mundo, como otras ya mayores y en situaciones donde la muerte se mostraba como realidad inminente dado su estado de salud. Fue un cantar en pasillos vacíos donde el público se encontraba en sus camas, o en las salas de cuidados intensivos que albergaban tanto recién nacidos como personas mayores, o en las salas de espera… o en los límites de la vida.
Este concierto resonó entre personas que trabajan para preservar la vida, pacientes, familiares compasivos; el sonido que salía del alma hablaba de vida en medio de un hilo delgado entre ella y la certeza de su ausencia.
Cada pabellón visitado era un peldaño más de una gratitud que en mi interior iba “in crescendo” y que me hizo consciente del efecto producido al emitir mi sonido, ese mismo que evidenciaron mis ojos para comprender que desde el rol que hoy desempeño puedo llegar a transmitir este mensaje de esperanza y de confianza:
Vivace (Aquello que genera vida debe ser compartido).
“ A pesar de las circunstancias todo siempre esta bien, pues responde a un orden perfecto. Una sonrisa, un abrazo, una mirada amorosa, un canto del alma, son en común instrumentos divinos para acompañar a cada hermano que nos rodea en la edificante tarea de alivianar sus cargas, de disipar aunque sea fugazmente su dolor en momentos de desconsuelo que parecen eternos”.
Lento (latidos que vuelven a la normalidad para decantar enseñanzas).
Hoy agradezco este regalo del cielo, e invito a cada persona que este leyendo estas palabras a trabajar como mensajero o mensajera de amor, interpretando el Concierto de la vida para sí mismos y para todo aquel, o aquellos, frente a quienes debamos llevar luz.
NADA ES CASUAL, TODO ES CAUSAL.
HOY CANTO,
Y EN ESE CANTO RECONOZCO LA ARMONIA DEL TODO![:en]
By Mónica Fuquen Sept. 25, 2015
Life, just as music, moves through delicate movements giving exaltation to stillness allowing us to extract beautiful teachings for our travelling as love instruments.
Adagio (slowness prior to exaltation)
When I listen to the sound released by my vocal cords transferring the notes that come from my heart, I can observe myself fully, acknowledging that “something” that makes my voice so peculiar , that identifies me and makes me different from other voices.
In the middle of the silence that floats in the space, I can evidence the mistakes of emission, the moments of round and corporeal sound, and also, I get distracted in the comparison of what to my mind, I consider the sequence of technical and perfect voices.
Even more, I close my eyes and, once again, I experience in my voice, the feeling of my soul connected with the people who are listening, and the feeling becomes immediately on what is essential to the sound of the Soul; that message that is inside and is released without any thought, the one that expresses the sound that creates natural and human life which relates to a world of little flexibility crying out loud for wings of freedom of expression, coherence, and sincerity.
Andante (the peaceful and slow, though a bit vibrant)
When I am again sitting in the cushion, with the Tambura, the bowls, and this large body that has accompanied me and that makes of it the ideal resonance box granted to me for my way of existence where I enter in contact with beautiful people that from their present innocence throw themselves to the voyage through which my voice invites them to travel without objection. And this is where I open my eyes to the secret gate of the heart and enter in contact with the heart of whoever listens with attention. There have been, 1, 2, 3 or more than one thousand people I have shared with to deliver that sound of soul that moves in the spheres of common creation.
Finding together these right spaces for the sincere encounter in personal or group relationships, where every human being travels its own way, with the voice as impartial tool that inhabits everything that comes to leave a footprint and becomes the witness stamp to find the answers to all the concerns produced by our restless minds.
Allegro (animated and fast, where music produces life)
Today, I acknowledge the concert of life where the listeners were either new born or elder people facing death as an imminent reality. I was there… singing in empty hallways, where the audience was in bed, in the intensive care rooms, in nursery areas or in waiting halls… in the boundaries of life.
This concert resounds among people who struggle to preserve life: doctors, patients and, compassionate family members; the sound coming out of my soul spoke of life in the middle of this thin thread between life and the certainty of its absence;
Each room was another step that made me aware of my “in crescendo” gratitude for the service that my eyes could evidence and for realizing that from the role that I currently perform of producing my sound, a sound that sends a message of hope and confidence.
Vivace (whatever sprouts life, should be shared)
“Despite the circumstances, everything is fine: under the perfect order and with a smile, a hug, a loving gaze, the song from the soul is the way to accompany each brother and sister around us and help them ease their burden. Their load can seem eternal in moments of hopelessness”.
Lento (heartbeats returning to normal to deploy teachings)
Today, I am grateful for this gift from heaven and I invite each person reading these words to become a messenger of love taking part in the Concert of Life for themselves and for those around them who need a light.
NOTHING IS LEFT TO CHANCE, EVERYTHING HAS A REASON.
TODAY I SING AND IN THAT SONG I ACKNOWLEDGE THE HARMONY OF WHOLENESS.
Monica Fuquen
Bogota – Colombia
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